Observaciones Filosóficas - El “Cuerpo sin órganos” como máquina de guerra: Espacio, línea de fuga y desestratificación, una re-lectura de Deleuze.
Buscar//InicioNúmero ActualArtículosDocumentosAgendaPostgradoQuienes SomosContactoLinks//
--------------------------
Revista Observaciones Filosóficas


Revista Observaciones Filosóficas

Categorías
Antropología Filosófica | Filosofía Contemporánea | Lógica y Filosofía de la Ciencia | Estética y Teoría del Arte
Literatura y Lingüística Aplicada | Ética y Filosofía Política

Artículos Relacionados


enviar Imprimir

art of articleart of articleEl  “Cuerpo sin órganos” como máquina de guerra: Espacio, línea de fuga y desestratificación, una re-lectura de Deleuze

Mag. Paola Benavides Gómez - Universidad de los Andes, Colombia
Resumen
El presente escrito es el resultado de un acercamiento a la meseta ¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos? Propuesta en Mil mesetas. Aquí Deleuze y Guattari erigen una cartografía de la estratificación corporal y social desde la indagación por las formas en como se ordena el cuerpo individual a través de diversas prácticas y juicios que fijan en cada superficie modos determinados de actuar. Mi hipótesis de lectura será que este modo de concebir el cuerpo posibilita una especie de ética de la prudencia que, como línea de fuga, permite la re-existencia al juego de poder establecido.

Abstract
This paper is the result of an approach to the plateau How to become a body without organs? Proposal in A Thousand Plateaus. Here Deleuze and Guattari erected a map of the body and social stratification by research on the ways the body as ordered individually through various practices and decisions that determine for each area to act certain ways. My hypothesis is that reading this way of conceiving the body makes possible a kind of ethics of prudence, as line of escape, allow the existence re-established the power play.

Palabras clave
Cuerpo sin órganos, organismo, desestratificación, espacio liso, intensidades, ética, estética.

Keywords
Body without organs, organism, desestratification, smooth space, intensities, ethics, aesthetics.

Introducción

Cada anillo y cada meseta trazan un mapa de circunstancias o serie de individuaciones que permite encontrar tiempos, climas, tonalidades e imágenes. Aquí la meseta elegida, entre las Mil que proponen Deleuze y Guattari, será ¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos? Su fecha: 28 de Noviembre de 1947, día en que Artaud declara radiofónicamente la guerra a los órganos. Su Ilustración: el huevo dogón como la placenta del mundo en la que se distribuyen diversas intensidades. Su geografía: tumores terrestres ocasionados desde las precipitaciones intensas de estratos sacudidos. El presente escrito es el resultado de un acercamiento a la meseta ¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos? Propuesta en Mil mesetas. Aquí Deleuze y Guattari erigen una cartografía de la estratificación corporal y social desde la indagación por las formas en como se ordena el cuerpo individual a través de diversas prácticas y juicios que fijan en cada superficie modos determinados de actuar. Mi hipótesis de lectura será que este modo de concebir el cuerpo posibilita una especie de ética de la prudencia que, como línea de fuga, permite la re-existencia al juego de poder establecido.A efectos de rastrear dicha hipótesis se desarrollarán los siguientes apartados: Primero (I), Espacios lisos, espacios estriados; segundo (II), El CsO Estratificado. Metrópoli o devenir ciudad; tercero (III), Lo liso en el CsO: línea de fuga y desestratificación; y cuarto (IV) CsO como máquina de guerra: ética y estética de la existencia.

Espacios lisos, espacios estriados

Antes de rastrear las diversas codificaciones llevadas a cabo en el CsO, resulta imprescindible hacer alusión a dos conceptos: lo liso y lo estriado. Lo estriado es considerado como la disposición espacial que obedece a una serie de organizaciones y territorialidades fijas entretejidas de manera métrica en un conjunto limitado: “llamaremos estriado o métrico a todo conjunto con un número entero de dimensiones, y en el que se pueden asignar dimensiones constantes”1. Lo estriado se caracteriza por ser el resultado de un tejido que parte del establecimiento de los ejes horizontales fijos para luego crear un centro de gravedad hacia donde tiendan, de manera sincronizada, ejes horizontales y toda una serie de puntos (no sólo verticales u horizontales) direccionados, entretejidos y atraídos por la fuerza centrípeta del eje focal. Como lo que ocurre en el tejido usado en la cestería, el cual presenta una lógica de entrecruzamiento entre elementos paralelos, unos horizontales, otros verticales, siendo unos fijos y otros móviles, por lo general los que quedan por debajo son los fijos. Este tipo de tejido seguiría el modelo de un espacio estriado necesariamente delimitado en anchura y caracterizado por un derecho y un revés. El vestido de los sedentarios estaría tejido de esta manera.

A los sedentarios se le oponen los nómadas. Los nómades son una suerte de manada que se desplaza rizomáticamente (sin orden alguno) en espacios lisos de devenir puro por donde circula el deseo. Si el carácter centrado es característico del espacio estriado, lo acentrado será propio de lo liso. Un rizoma es una tallo subterráneo del cual puede sustraerse lo Uno de lo Múltiple en una ecuación de n-1; es una suerte de madriguera con múltiples entradas, es manada de ratas en movimiento. Es tubérculo y bulbo, al mismo tiempo tallo y raíz, es multiplicidad y ya no solamente naturaleza arbórea de la que se desprenden ramas cuyos frutos son alcanzados por la unidad de un sujeto que le otorga cierto sentido. Como bulbo, el rizoma suele formarse bajo tierra, sus raíces brotan del tallo en un estado orgánico-inmanente en el que no hay canales específicos de circulación, ni tampoco las superposiciones de un arriba / abajo o adentro/ afuera.

Se tiene pues, hasta el momento, sedentarios con vestidos-tejido, dedicados a las funciones establecidas por el aparato de estado, y también nómadas vestidos de lana, adecuados al espacio del afuera en el cual el cuerpo se mueve2. Ahora es tiempo de agenciar los espacios y crear combinaciones en las que, una vez delineados los contornos de cada uno, puedan llevarse a cabo movimientos de tipo liso-estriado desde la forma árbol-rizoma. De las diferencias complejas entre los dos tipos de espacio, es preciso continuar hacia los relevos posibles entre lo liso y lo estriado: “debemos recodar que los dos espacios sólo existen de hecho gracias a las combinaciones entre ambos: el espacio liso no cesa de ser traducido, transvasado a un espacio estriado; y el espacio estriado es constantemente restituido, devuelto a un espacio liso”3. La presencia entonces de un espacio estriado, no excluye de manera definitiva la aparición de espacios lisos, porque así como es posible que del corazón de un árbol broten rizomas, así también, es probable que de los canales se desterritorialice un flujo que contribuya a la formación de fieltros. Aspecto relevante, porque como se verá, el CsO manejará una dinámica similar en la que ciertos estratos y estriamientos deban ser conservados en miras de crear líneas de fuga sin correr el riesgo del aniquilamiento. En esa medida, la estratificación llevada a cabo en el cuerpo a través de ciertas estrategias impartidas por máquinas sociales que pretenden organizar vías específicas por donde puede y debe circular el deseo, tiene la opción de ser precipitada por movimientos moleculares que, a la manera de Artaud, le declaren por ejemplo la guerra al organismo.

El CsO Estratificado. Metrópoli o devenir ciudad

El cuerpo sin órganos puede decirse de tres maneras: como inmanencia pre-orgánica, como estratificación y como creación. Como estratificación, el CsO obedece a un orden otorgado por alguna máquina social, la cual adjudica ciertas funciones para cada órgano, brindando con ello territorialidades y jerarquías de modo que los órganos funcionen de acuerdo a la división del trabajo: promoción de cuerpos productivos.

En relación con el espacio estriado, en tanto cuadrícula o tejido estatal, se dice que el CsO adquiere un lugar determinado, una sedimentación que disminuye y aniquila ciertas velocidades que permiten sus continuas transformaciones. Cada casilla fija un órgano, una función, una significación y un sujeto específico. No obstante, es preciso mencionar que no todas las máquinas sociales estratifican del mismo modo: máquina territorial, despótica y capitalista desde la codificación, sobre codificación y axiomatización respectivamente, crean, por decirlo de algún modo, su respectivo CsO. En el caso de la máquina territorial, la tierra es considerada como la primera superficie de inscripción desde donde la mano se concibe como la mano que caza, adquiriendo así una nueva significación. Lo que hacen las máquinas entonces es codificar el deseo, estratificar el CsO impidiendo la realización de un plan de consistencia. El proceso de estratificación puede asumirse como una captura de los órganos, una desterritorialización, de la que luego se sobreviene una reterritorialización específica en funciones productivas. Lo anterior teniendo en cuenta algunas de las apreciaciones abordadas en Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia.

En las mesetas desde las cuales nos hallamos, Deleuze y Guattari dirán que un CsO puede ser estratificado desde tres eslabones: organización, significación y subjetivación. Entiéndase estratificación como “la creación del mundo a partir del caos, una creación continuada, renovada. Y los estratos constituyen el juicio de Dios. El artista clásico es como Dios: organiza las formas y las sustancias, los códigos y los medios, y los ritmos, crea el mundo”4. El juicio de Dios nos aboca al primer estrato: la organización.

El CsO como creación no se opone a los órganos, sino a su organización orgánica en lo que se reconoce como organismo. Éste implica un orden impartido desde un juicio divino, que promueve la fijación de un centro, un eje gravitacional, como ocurría en el caso de la cestería, a partir del cual se distribuyen una serie de direcciones, lugares, nombres y funciones: el ojo para ver, los pies para caminar… Razón suficiente para que el CsO grite: “¡me han hecho un organismo! ¡Me han plegado indebidamente! ¡Me han robado mi cuerpo! El juicio de Dios lo arranca de su inmanencia y le hace un organismo, una significación un sujeto”5. Imperativo del estrato de organización: “Serás organizado, articularás tu cuerpo –de lo contrario serás un depravado”6. El mandato se pone en términos de “respetar” el orden impartido al cuerpo y sus respectivas significaciones, como si no fuese posible ver con la piel, morder con las manos, en fin. Resulta importante notar que el imperativo es lanzado desde el centro hegemónico, por tanto, todo lo que no quede dentro del círculo será considerado como teratológico o anormal. Como se verá en el siguiente apartado, todas las prácticas que procuren un orden distinto serán objeto del discurso científico y, por tanto, tratadas como patológicas.

Segundo estrato: de significación. Su imperativo: “Serás significante y significado, intérprete e interpretado –de lo contrario serás un desviado”7. En este eslabón se pone de manifiesto la imposición de un discurso catalogado como verdadero, como una forma legítima de conocer: háblese del psicoanálisis, de biología, de historia…y es que, tal como lo creyera Foucault, cada episteme va a permitir cierto tipo de conocimiento, va a restringir los alcances discursivos de acuerdo a sus propios intereses, no sólo eso, va a jerarquizar las distintas formas de producir conocimiento. Tercer estrato: de subjetivación. Su precepto: “Serás sujeto, y fijado como tal, sujeto de enunciación aplicado sobre un sujeto enunciado –de lo contrario serás un vagabundo”8. Aquí entonces la imagen del sedentario, del árbol enraizado en los cuerpos que asume una identidad fija desde la aceptación de un rostro y un nombre propio, aspectos que le garantizan acceso a otros espacios sociales, al conocimiento mismo. Esta continua producción de identidades, será una de las razones por las que se prefiera el devenir, las desterritorializaciones y reterritorializaciones entre avispa y orquídea9.

Lo liso en el CsO: línea de fuga y desestratificación

¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos? Primera hipótesis: un cuerpo sin órganos puede hacerse desde su vaciamiento.

Un séquito de cuerpos avanza: cuerpos hipocondríacos, con sus órganos destruidos; paranoicos, cuyos órganos son atacados por influjos; esquizofrénicos o catatónicos; drogadictos, al nivel experimental; y masoquistas, con el ejercicio de los órganos detenido. Su marcha se inicia desde la inconformidad suscitada por los órganos, necesitan deshacerse de ellos a toda costa. Vicio de la primera hipótesis: crear cuerpos vaciados que no recurren a la prudencia y la dosis. Contra hipótesis: un CsO debe hacerse lleno, no vacío: “Un CsO está hecho de tal forma que sólo puede ser ocupado, poblado por intensidades. Sólo las intensidades pasan y circulan”10. El CsO es un cuerpo vivo, es un cuerpo lleno sin órganos plagado de intensidades de todo tipo que se distribuyen “según fenómenos de masa, siguiendo movimientos brownianos, bajo la forma de multiplicidades moleculares” 11.

El CsO está poblado por intensidades y multiplicidades que hace de éste un huevo dogón. El huevo alude de manera directa al carácter inmanente de las intensidades que circulan, entiéndase la figura del huevo como esa “materia que ocupará el espacio en tal o tal grado, en el grado que corresponde las intensidades producidas”12. Así las cosas, materia igual a energía “producción de lo real como magnitud intensiva a partir de cero”. Huevo como el estado anterior de la extensión del organismo y su orden estratificado, huevo intenso definido por ejes desde donde es posible la mutación de energía. Spatium inmanente igual que el deseo.

El CsO como el campo de inmanencia del deseo, asume la tarea de plan de consistencia del mismo, éste estaría definido desde su inmanencia y ya no por instancias externas, como el placer, que apelan su presencia para colmarlo, para detener, bloquear y conducir su movimiento rizomático. El CsO funciona así pues desde y por el deseo: “no podéis desear sin hacer uno”13. El desafío: des conjurar cada sacrificio desde la experimentación, de modo que se permita la producción de líneas de fuga, así, a cada estrato le corresponde un espacio de desterritorialización. Al de organización el de CsO, al de significancia la tendencia a significante, los cortes rizomáticos que permiten el inicio desde cualquier ruptura: “un cuerpo sin órganos no cesa de deshacer el organismo, de hacer pasar y circular partículas asignificantes, intensidades puras”14, y al de subjetivación el cuerpo que no se identifica, la despersonalización del sujeto que decide perder no sólo el rostro sino también el nombre, pues después de todo: “El nombre propio no designa un individuo: al contrario, un individuo sólo adquiere su verdadero nombre propio cuando se abre a las multiplicidades que lo atraviesan totalmente tras el más severo ejercicio de despersonalización”15. Los estratos están puestos, de esta manera, como territorialidades que es preciso conservar para no tender hacia la destrucción, son pisos que impulsan saltos y huidas. En eso consiste el problema de los cuerpos viciosos de la procesión: al no ser prudentes potenciaron la destrucción total de estratos, no precipitaron la sedimentación sino que rompieron cada capa tectónica.

A la pregunta de cómo hacer un cuerpo sin órgano, Deleuze responde que este consiste en “instalarse en un estrato, experimentar las posibilidades que nos ofrece, buscar en él un lugar favorable, los eventuales movimientos de desterritorialización, las posibles líneas de fuga, experimentarlas, asegurar aquí y allá conjunciones de flujo, tener siempre un pequeño fragmento de una nueva tierra. Sólo así, manteniendo una relación meticulosa con los estratos, se consigue liberar las líneas de fuga, hacer pasar y huir los flujos conjugados”16. Apuesta por una ética, por la creación de un cuerpo propio a partir de estrategias particulares que sigan el único principio de fusionar estratos y líneas de fuga en el mismo plano del devenir. En el caso del cuerpo-metrópoli, cada calle debe plagarse de ladrones y amotinados que procuren la fuga del orden establecido desde la construcción de trochas, montículos o trincheras. La libre circulación debe en consecuencia bloquearse, los amotinados deben dejar pasar lo que es prohibido, experimentar con ello (sin que se ponga en juego su vida), ser máquina de guerra: horadad en lugar de siembra.

CsO como máquina de guerra: ética y estética de la existencia

Insertos pues en el poder el cuerpo y la vida, no queda otra salida que la reinvención. Todas las tensiones entre estratos y líneas de fuga, orden y caos desde la dosis y la prudencia, conlleva a un argumento substancial: el de la ética. Delueze y Guattari preguntan: “¿no sería la Ética el gran libro sobre el CsO?”17 Asumiré aquí esta noción de ética como estrategia de la máquina de guerra, y es que, después de todo, crearse un CsO es una apuesta vital contra las ritualizaciones del sacerdote.

La máquina de guerra concebida como lo exterior al aparato de Estado, alude al estado periférico desde el cual opera, es decir, si el árbol promueve la centralidad y el orden para desde ahí definir lo excluido, la máquina de guerra emerge desde esos márgenes de fuga para emprender no un enfrentamiento bélico, como sí un despliegue en un espacio liso (en puro devenir). Máquina de guerra como agenciamiento que permite devenir al pensamiento nómada.

En consecuencia, la creación de un CsO implica que una máquina particular decida inventar su propio plan de consistencia en virtud de sus particularidades, para así abstraerse del Yo de una forma personal: “El plan de consistencia sería el conjunto de todos los CsO […] en el que cada cual toma y hace lo que puede, según sus gustos que habría conseguido abstraer de un Yo, según una política y una estrategia que se habría conseguido abstraer de tal o cual formación, según tal procedimiento que sería abstracto desde su origen”18.

La apuesta por la ética de la prudencia en la creación del CsO es un asunto vital, se juega en los umbrales de la vida y la muerte, la juventud y la vejez. No es una cuestión de conceptos, invade las prácticas: “De ningún modo es una noción, un concepto, más bien es una práctica, un conjunto de prácticas”19. Es un problema que compete no a las conciencias sino a los cuerpos, y es que después de todo “no es un problema de ideología, sino de pura materia, fenómeno de materia física, biológica, psíquica, social o cósmica”20. Ética de la dosis y la prudencia en la reinvención, que propone la experimentación en los límites, saber hasta dónde puede el cuerpo, y la oscilación entre los estratos y el plan que los libera.

Avanzo un paso: quisiera, hasta donde eso sea posible, relacionar esa ética deleuziana con la estética de la existencia propuesta por Michel Foucault, para desde ahí notar cómo a través de prácticas como el dandismo, el cuidado de sí, y hasta la misma creación de un CsO, se procura una des sujeción del poder, del aparato de captura: devenir máquina de guerra particular abierta a posibles agenciamientos desde una máquina abstracta21.

En la estética de la existencia se esboza la posibilidad que tiene el sujeto por producir de manera autónoma el sí mismo como una opción de contrapoder en el que prevalezca la re (ex) istencia, esto es, el existir de un modo distinto a los propuestos por instancias de poder. Así las cosas, la estética de la existencia puede asumirse como una opción que tienen los sujetos en intervenir en sí mismos y hacer de su vida una obra de arte, una que encuentre en cada pincelazo las manos de su creador y no de instancias de poder que manipulen el trazo. Característico es de la estética de la existencia el retorno que a los griegos realiza Foucault a partir de la noción del cuidado de sí, este virar adquiere importancia porque desde las técnicas griegas Foucault va a proponer cómo la teoría como praxis debe tender hacia el cambio de los cuerpos y no a la intervención de las conciencias, es decir, apela a un cambio activo que permee las formas de vida de quien experimente la metamorfosis. Foucault define el cuidado de sí (epimeleia heautou) como “La inquietud de sí mismo, [como] el hecho de ocuparse de sí mismo, preocuparse por sí mismo”22. La estética de la existencia así, sería un modo alternativo en el que el sujeto puede auto constituirse desde las técnicas del sí, en lugar de ser constituido por técnicas de dominación de poder (subjetivación y no sujeción). La auto constitución conlleva a que cada sujeto se asuma así mismo como su propia obra de arte, algo que por ejemplo Baudelaire pudo llevar acabo desde el dandismo.

Cree Foucault que la ética es una condición de existencia que consiste no sólo en la conducción de la vida sino en una praxis ya que “por ética se entendía “la relación con uno mismo” que se lleva a cabo en la acción”23. Sujeto de acción más que sujeto de conocimiento. El interés foucaultiano por las prácticas de sí se concentra en indagar por formas alternativas en que los sujetos intervienen en su propia vida sin la intromisión de normas: “el aspecto básico de esta ética del arte de vivir “no reside en ningún tipo de obligatoriedad moral, sino en el trabajo responsable del yo en las formas bajo las cuales configura su existencia y encarna la experiencia de pensar y vivir de otro modo”24.

La relación con el presente es asumida por Foucault como un intento personal en el que puede hacerse de la vida un arte, una propia creación y no sólo el efecto de superficie de reflejos ajenos. Ahora bien, ese cuidado de sí que torna del vivir un arte adquiere serias dimensiones políticas ya que posibilita la inversión de las relaciones de dominación y sujeción por parte del individuo con las instancias del poder: “De este modo, la ética, el éthos, entendido como una gestión de la vida susceptible de ser planificada y reflexionada por el individuo, se constituiría en el principal medio de que dispone el individuo para resistir al poder dominante”25. La estética de la existencia como centralidad de la ética sería un modo de re (ex) istir al poder, en vista de que éste actúa no sólo sobre los cuerpos sino también en la producción de subjetividades e individuaciones que fijan modos de ser específicos para los sujetos:

Lo que Foucault propone es una micro política (sin dejar de lado lo macro) basada en el comportamiento ético de ocuparse de sí, de existir de acuerdo a principios propios de tal manera que las disciplinas o las biopolíticas no dominen hasta los comportamientos más íntimos, y para ello, creerá Foucault, deben cambiarse los cuerpos y no tanto las mentalidades, las cosas se ponen más al nivel corporal que de la conciencia, al final y al cabo, van a ser las prácticas las que determinen los rumbos: somos lo que hacemos, de ahí que el primado de la ética deba ser práctico. Si embargo ésta primacía no debe asumirse como una especie de oposición a la teoría, ya que después de todo “la teoría no expresará, no traducirá, no aplicará una práctica, [sino que] es una práctica”26. Una que adquiera en la intimidad el centro gravitacional desde donde puedan efectuarse movimientos éticos y políticos centrífugos.

Tanto Deleuze como Foucault hacen una apuesta por las revoluciones moleculares efectivas desde las prácticas (en Deleuze tales revoluciones atraviesan lo orgánico), éstas incluirían como en Baudelaire, un lenguaje corporal, una implicación orgánica que como línea de fuga posibilite el salto de los estratos, pero también un nuevo orden promovido desde el sujeto mismo como estancia cambiable, nómada. Prácticas que en Deleuze se basan en la experimentación y en Foucault en el cuidado de sí. Dichas estrategias procuran buscar existencias alternativas a las subjetividades propuestas por el poder, por las máquinas sociales que bloquean el deseo: creación de máquinas de guerra. En fin, ambos acuden a la materia física como núcleo de cambio, después de todo nadie sabe lo que el cuerpo puede.


Paola Andrea Benavides Gómez
Candidata a Magister en Historia de la Universidad de los Andes (Bogotá- Colombia). Licenciada en filosofía de la Universidad Santo Tomás. Autora del libro Impensar la filosofía. Foucault y el proyecto de filosofar latinoamericano. ISBN. 978-958-631-721-4.


Bibliografía
DELEUZE, Gilles & Félix Guattari. 2008. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia: Valencia: Pretextos.

________. 1994. Lógica del sentido. Madrid: Planeta; Barcelona: Agostini.

________. 2005. Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia. Buenos Aires: Cactus.

________. 1995. Conversaciones: 1972-1990. Valencia: Pre-Textos.

Foucault, Michel. 1990. Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidós.

________. 1999. El orden del discurso. Barcelona: Tusquets Editores.

________. 1999. Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales, Volumen III. Barcelona: Paidós.

________. 2001. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza Editores.

________. 2003. Sobre la Ilustración. Madrid: Tecnos.

________.2007. Historia de la Sexualidad I. La voluntad de saber. Madrid: Siglo veintiuno.

________. 2008. Nietzsche, la genealogía, la historia. Valencia: Pre-textos.

________. 2009. El gobierno de sí y de los otros. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

- Cubides Cipaguta, Humberto. 2006. Foucault y el sujeto político: ética del cuidado de sí. Bogotá: Siglo del Hombre Editores: Universidad Central IESCO.


Recepción 11 de junio de 2012

Aceptación 26 de julio de 2012




1 Deleuze, Gilles y Féliz Guattari. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia: Lo liso y lo estriado. Valencia: Pretextos, 2008. P. 494.
2 “Pues en el sedentario, el tejido-vestido y el tejido-tapicería tienden a anexionar unas veces al cuerpo, otras al espacio exterior, a la casa inmóvil: el tejido integra el cuerpo y el afuera en un espacio cerrado. El nómada, por el contrario, cuando teje ajusta el vestido e incluso la casa al espacio del afuera, al espacio liso abierto en el que el cuerpo se mueve”. Ibíd., p. 485.
3 Ibíd., Lo liso y lo estriado. p. 484.
4 Ibíd., Conclusión: Reglas concretas y máquinas abstractas. P. 512.
5 Ibíd., ¿Cómo hacerse un Cuerpo sin órganos? p. 164.
6 Ibíd., p. 164.
7 Ibíd., ¿Cómo hacerse un Cuerpo sin órganos? p. 164.
8 Ibíd., ¿Cómo hacerse un Cuerpo sin órganos? p. 164.
9 Esta imagen es usada con frecuencia por Deleuze y Guattari para empelar imágenes que permitan ejemplificar lo que ellos consideran como devenir.
10 Ibíd., ¿Cómo hacerse un Cuerpo sin órganos? p. 164.
11 Ibíd., ¿Uno sólo o varios lobos? P. 37.
12 Ibíd., p. 158.
13 Ibíd., p. 155.
14 Ibíd., Introducción: Rizoma. P. 10.
15 Ibíd., ¿Uno sólo o varios lobos? P. 43.
16 Ibíd., ¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos? p. 167.
17 Ibíd., p. 159.
18 Ibíd., p. 163.
19 Ibíd., p. 156.
20 Ibíd., p. 169.
21 Máquina abstracta entendida no a la manera de Ideas platónica, sino como posibilidad concreta de agenciamiento que se acerca a la desterritorialización como opción de creación de una nueva tierra. Ibíd.,  Conclusión: reglas concretas y máquinas abstractas P. 514.
22 Foucault, Michel. La hermenéutica del sujeto. Curso del Còllege de France (1982). Madrid: Akal, 2005. P. 15.
23 Cubides Cipaguta, Humberto. Foucault y el sujeto político: ética del cuidado de sí. Bogotá: Siglo del Hombre Editores: Universidad Central IESCO, 2006. P. 12.
24 Ibíd., pp. 70 -71.
25 Ibíd., p. 71. Las relaciones de dominación distribuyen en escena a unos sobre otros. Ver: Foucault, Michel. Nietzsche, la genealogía, la historia. Valencia: Pre-textos, 2003. P. 37.
26 FOUCAULT, Michel. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza Editores, 1988. P. 9.

Revista Observaciones Filosóficas - Nº 13 / 2011




Director: | Revista Observaciones Filosóficas © 2005 -