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Revista Observaciones Filosóficas


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art of articleÉtica originaria; Heidegger y la psiquiatría 1

Prof. Jorge Acevedo Guerra2 - Universidad de Chile
Resumen
Filósofos de este siglo han radicalizado —sin dejarlos de lado, por cierto—, los planteamientos más aceptados respecto de los conceptos fundamentales de la historia de Occidente: ser, hombre, verdad, ente, naturaleza, pensar, lenguaje, esencia, cosa, etc. En consonancia con ello, se procura esbozar la idea originaria de ética tal como la entiende Heidegger, al recurrir, entre otras fuentes, al pensamiento griego inicial. De esta manera, aparecería bosquejada la ética del habitar, inherente al hombre (Dasein ) como estar-en-el-mundo: el ser humano estaría llamado a modular auténtica o genuinamente el habitar que le es propio al estar en medio de las cosas tratando con el mundo. A partir de esa base, se postula una hipótesis acerca de la misión última de la psiquiatría en cuanto ésta tendría,en principio, que  considerar tal noción de ética en la época actual, la era de la técnica moderna.Queda abierto el problema de si, y hasta qué punto, las ideas derivadas de esa ética originaria podrían ser asumidas en este momento histórico como conceptos operacionales que aumentaran la  eficacia de  la praxis psiquiátrica en el plano terapéutico  inmediato.
 


Abstract
Philosophers of this century have discussed  the more accepted views about the crucial concepts of western history: being, man, truth, entity, nature, thought, language, essence, thing and so on. In accordance with this, our concern here is to outline the originating idea of ethics as it is understood by Heidegger. He appeals to the initial Greek thought, among other sources.Thus, the ethics of dwelling, inherent to man (Dasein ) would appear sketched as being-in-the-world: man would be called to genuinelly construct (bauen ) the dwelling which belongs to being in the middle of things, dealing with the world. From this point of view a thesis is held about the ultimate end of psychiatry, insofar as it would have to consider such a notion of ethics. The problem which remains open to discussion is whether, and how far, the ideas that derive from this originating ethics could be taken as operational concepts which, in turn, would increase the efficacy of  psychiatric praxis in its immediate therapeutical aspect.

Palabras clave
Heidegger - Ética originaria - Êthos como habitar - Era de la técnica

Keywords
Heidegger - Originating ethics - Êthos  as dwelling - Age of techniqueI. El sentido originario de lo ético.

El sentido originario de lo ético.

Finalizando el milenio, empiezan a hacerse múltiples balances. En uno de ellos, Heidegger aparece como uno de los pensadores más prominentes del siglo XX, e inclusive, de todos los tiempos3. A pesar de eso, se le reprocha no haber escrito una moral o, en el mejor de los casos, se echa de menos una ética dentro de su vasta obra. Si pasamos revista a los títulos de sus libros no hallaremos, en efecto, ni la palabra moral ni el término ética. ¿Quiere eso decir que en Heidegger no hay una ética? 

Para comenzar a responder esta pregunta recurriré, por lo pronto, a su célebre Carta sobre el Humanismo, texto en el que el filósofo se refiere al sentido originario de la palabra griega êthos, de donde proviene “ética”. El sentido fundamental de êthos no es, como se indica usualmente, ‘carácter propio’ o ‘modo propio’ sino estancia, morada (Aufenhalt ), lugar del habitar (Ort des Wohnens). Esa palabra nombra la zona, región o ámbito abierto donde el hombre habita 4. De acuerdo con el significado primigenio de êthos, “ética” entendida como modo de pensar tendría que apuntar en la dirección de un meditar la estancia del hombre, el lugar donde habita o mora. 5

Pero, ¿dónde mora el hombre? ¿Cuál es el lugar donde habita? ¿En qué consiste su estancia? En la misma Carta se nos dice que el hombre habita en la verdad del ser (Wahrheit des Seins) 6, su elemento originario. Tal verdad del ser fue denominada sentido del ser (Sinn vom Sein) a nivel de Ser y Tiempo (1927), y luego, para referirse a lo mismo, se hablará del lugar (tópos) 7 o localización del ser (Erörterung des Seins).

Nótese —aclara Heidegger— que la expresión ‘verdad del ser’ no tiene ningún sentido si se entiende verdad como rectitud de un enunciado. Verdad  está entendida aquí, por el contrario, como ‘estado de no-retraimiento’ (Unverborgenheit) ,y más precisamente aún, si uno se sitúa en la óptica del Dasein [—y no, meramente, en la del hombre—], como Lichtung , el Claror. Verdad del ser quiere decir  Claror del ser" 8

La palabra Lichtung —que apunta hacia un ámbito abierto—, puede traducirse, también, como calvero, otero o claro. “Calvero —indica Francisco Soler—,nos parece una traducción adecuada de la heideggeriana Lichtung ; así define el término el Diccionario de la Real Academia: ‘Paraje sin árboles en lo interior de un bosque’ ; esa definición casa muy bien con el siguiente texto de Heidegger: ‘Etwas lichten significa aligerar, hacer más ligero a algo, hacerlo abierto y libre, por ejemplo, despejar en un lugar el bosque, desembarazarle de sus árboles. El espacio libre que así aparece es la Lichtung9 Según lo señalado hasta ahora, el hombre habita —dicho en breve—, en la verdad del ser, en el claro del ser (Lichtung des Seins). La conferencia “El final de la filosofía y la tarea del pensar”, recién citada, vincula el claro con la Alétheia, el no-ocultamiento (Unverborgenheit ). Y, a su vez, la Alétheia  con la Léthe —el ocultamiento—. Sugiere Heidegger, en efecto, que “el ocultarse, el ocultamiento [Verborgenheit], la Léthe , pertenecen a la Alétheia , no como un mero añadido,como las sombras a la luz, sino como corazón de la Alétheia”. “De ser así—añade—, la Lichtung no sería mera Lichtung de la presencia, sino Lichtung de la presencia que se oculta" 10

A partir de eso, podemos inferir que el hombre mora o habita en la Alétheia y en la Léthe, en el no-ocultamiento y en el ocultamiento, se entiende, del ser.

Meditar sobre dicho habitar equivale a pensar sobre la esencia de lo que en Ser y Tiempo se llamó estar-en-el-mundo (In-der-Welt-sein) 11. Esto significaría que el joven amigo que, poco después de la aparición de Ser y Tiempo , preguntó a Heidegger “¿cuándo escribe usted una ética?”, no se dio cuenta de que ya a la altura de ese libro se estaba en el terreno de la ética originaria. El mismo filósofo lo insinúa, después de referir la breve anécdota, al afirmar lo siguiente:“Donde se piensa tan esencialmente la esencia del hombre, esto es únicamente desde la pregunta por la verdad del ser, pero por donde el hombre no ha sido elevado a centro del ente, debe despertar el pedido de una instrucción comprometedora y regulaciones que dicen cómo debe vivir destinacionalmente el hombre experimentado desde la ec-sistencia para el ser" 12

No obstante, lo hasta aquí planteado puede resultar abstracto. Habría que preguntarse, pues, por las maneras en que el ser se ha des-ocultado y, a la par, se ha ocultado o velado, constituyendo, de ese modo, la estancia o morada del hombre, su lugar de habitación , su êthos . Sería preciso interrogar, sobre todo, respecto de la última destinación del ser, aquella que impera hoy planetariamente, reuniendo dentro de su seno —en algún sentido—, todas las anteriores. Baste, por ahora, con aludir a algunas palabras, pensadores y etapas claves en la historia de Occidente. La Alétheia , dice Heidegger, “juega en el Hen y en el Lógos,es decir, en el preyacer que unifica y reúne”. Con ello se refiere a Parménides y a Heráclito y,ciertamente, a manifestaciones decisivas del ser: lo Uno y lo Reunidor. “La Alétheia,agrega, juega en la Idéa y en la koinonía de las ideas, en tanto que éstas se traen unas con otras al aparecer y así constituyen el ser de lo ente, el óntos ón.”. Claro está, así se refiere a Platón y a su determinación del ser desde lo que se ve, a partir del aspecto. “La Alétheia, añade, juega en la Enérgeia" 13, cuestión decisiva en Aristóteles, que apunta al érgon, es decir, a “algo sacado a la luz o producido”, ya sea produciéndose a sí mismo, ya sea siendo producido por el hombre. 14

Pero pronto viene una época del ser en la que la enérgeia se traduce por actualitas .[...] La actualitas se convierte en realidad efectiva [Wirklichkeit ]. La realidad efectiva se convierte en objetividad [Objektivität ]" 15. El hombre moderno como tal ,es decir, el hombre moderno en cuanto hombre moderno  habría habitado, según Heidegger, en un ámbito de objetos (Gegenstände ), constituyéndose él como sujeto (Subjekt) 16.

El habitar técnico-moderno.

Sin embargo, la historia no termina con un mundo de sujetos y objetos. Se requiere avanzar hacia la plenitud de la modernidad, es decir, hacia el momento en que vivimos, para encontrarnos con que la objetividad (Gegenständlichkeit ) se transforma, más y más, en tenerse a disposición (Beständlichkeit). En un texto muy esclarecedor de su pensamiento,dice Heidegger: “Ya hoy día no hay más objetos , Gegenstände (el ente en tanto que se tiene de pie ante un sujeto que lo tiene a la vista  —ya no hay más que Bestände ([constantes :] el ente que está listo para el consumo); [...] quizás se podría decir: no hay más substancias , sino [...] subsistencias , en el sentido de ‘reservas’. De ahí las políticas de la energía y del [...] ordenamiento del territorio, que no se ocupan, efectivamente, con objetos, sino que, dentro de una planificación general, ponen sistemáticamente en orden al espacio, en vistas de la explotación futura. Todo (lo ente en su totalidad) toma lugar de golpe en el horizonte de la utilidad, del co-mandar [...], o, mejor aún, del comanditar  [...] de lo que es necesario apoderarse [sea dicho de paso: la palabra comanditar tiene, frente al término comandar, un nítido sentido financiero, comercial, e implica un no contraer obligaciones en ultima instancia]. El bosque deja de ser un objeto (lo que era para los hombre científicos de los siglos XVIII y XIX), y se convierte en ‘espacio verde’ para el hombre desenmascarado finalmente como técnico, es decir, para el hombre que considera a lo ente a priori  en el horizonte de la utilización. Ya nada puede aparecer en la neutralidad objetiva de un cara a cara. Ya no hay nada más que Bestände , [constantes ], stocks, reservas, fondos" 17.

Ateniéndonos al texto citado, tenemos que interrogarnos por el hombre actual, desenmascarado finalmente como técnico, en cuanto que considera todo, a priori , en el horizonte de la utilización.¿Sigue siendo, primordialmente, el viviente que posee la palabra zôon lógon éjon: animal rationale, ser viviente racional  [vernünftiges Lebewesen ]), o aquel que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios? 18. No. La respuesta es claramente negativa. En los días que corren el ser humano se comprende a sí mismo y se trata a sí mismo como el ser vivo que trabaja (das arbeitende Lebewesen) 19,como el animal o bestia del trabajo (das arbeitende Tier) 20, como material humano (Menschenmaterial) 21. No es extraño, pues, que en el diario El Mercurio de Santiago (del domingo 19 de octubre de este año [1997]) un destacado político y economista señale que es el capital humano el que hará la diferencia entre las naciones ricas y las que no lo son, acotando que lo que escasea en Chile son los recursos humanos que sepan aprovechar tanto la gran cantidad de recursos financieros internacionales con que ahora cuenta el país como sus abundantes maquinarias, plantas y equipos (Cuerpo D, pág. 35). Esta es, por ende, la definición “seria” del hombre, su definición “dura”, la que efectivamente cuenta en la voluntad de hacer marchar  la historia, la que se considera “con los pies en el suelo” —“apegada a la tierra”, a “lo concreto”—, la definición a la que , de facto , echa mano el hombre de la técnica en cuanto tal: el hombre reducido a capital humano, a recursos humanos.

Pero, se dirá, en esta concepción de lo que somos nosotros mismos se reconoce la superioridad del hombre respecto de los demás componentes de los dispositivos tecnológicos. Efectivamente; mas, al mismo tiempo, en ella ya se ha rebajado tácitamente la esencia del hombre al nivel de los constantes , los stocks, las reservas, los fondos, al nivel del ente que está listo para su consumo y explotación a ultranza con el mínimo gasto. (A propósito de la interpretación anterior —y como una manera de hacer resaltar la duplicidad  de su planteamiento —, creo pertinente  decir esto: aunque Heidegger recoge un texto que, por cierto, procura ir más allá de una comprensión economicista de la realidad, el mero hecho de acogerlo mostraría, en mi opinión, que él reconoce suficientemente la relevancia de la dimensión económica de la vida (no obstante, sin caer en un reduccionismo estrecho al respecto). El texto, de Ernst Jünger, es el siguiente: “el hombre [actual] se siente explotado en múltiples relaciones y no sólo económicas" 22.

Se pregunta Heidegger: “¿no pertenece el hombre, más originariamente aún que la naturaleza, a lo constante [Bestand : existencia, en el sentido comercial del término]?” Y responde: “El hablar corrientemente de material humano (Menschenmaterial ) y de material enfermo (Krankenmaterial ) de una clínica habla en su favor”. No obstante, precisa que debido a que “el hombre está pro-vocado más originariamente que las energías naturales, a saber, al establecer, no llega a ser jamás un mero constante  [Bestand: algo meramente disponible para su explotación y consumo] 23.

Esto significa que el modo técnico de habitar el animal del trabajo en un mundo de fondos, stocks, reservas no agota el habitar del hombre de la era atómica ni, menos aún, la esencia del habitar. Luego, ni el modo de la verdad imperante en la época técnica, ni la figura del ser que es la esencia de la técnica moderna —ni la manera de pensar preponderante en nuestro tiempo, el pensar computante (das rechnende Denken), acotan absolutamente el mundo en que vivimos.

El modo de la Alétheia ahora imperante es el des-ocultar pro-vocante (das herausfordende Entbergen) que hace que el ser se destine al hombre induciéndolo a asumir todo,de antemano y de manera irrefrenable, como material de la producción. Así, entonces, “la tierra y su atmósfera se convierten en materias primas [Rohstoff]. El hombre se convierte en material humano [Menschenmaterial] uncido a las metas propuestas" 24, señala Heidegger; en este preciso contexto, la palabra "ser" debe entenderse como apuntando a la más radical dimensión de la historia, a aquello que condiciona todo lo demás. La figura del ser actualmente imperante es llamada por Heidegger das Ge-stell , es decir,la im-posición, la posición total, la estructura de emplazamiento, el dis-positivo, la dis-posición, lo dis-puesto 25. En la entrevista publicada póstumamente con el título “Ya sólo un Dios puede salvarnos”, el filósofo se refiere al ser en general y a su modulación como esencia de la técnica moderna, esto es, como la im-posición o lo dis-puesto. Dice allí: “El mundo no puede ser lo que es en virtud del hombre, pero tampoco sin el hombre. Esto se vincula, en mi visión, con el hecho de que lo que llamo —con una palabra transmitida desde hace mucho,de múltiples sentidos y ahora gastada—, “el Ser”, necesita al hombre para su revelación, custodia y configuración. Veo la esencia de la técnica en lo que llamo lo dis-puesto [Ge-stell]. [...] El imperio de lo dis-puesto quiere decir:el hombre está puesto, interpelado y provocado por un poder que se hace manifiesto en la esencia de la técnica, y que él mismo no domina" 26.

De aquí podemos inferir con nitidez que el habitar del hombre moderno —su êthos—, está modulado técnicamente. Podemos inferir, también, que ante ello el hombre actual puede hacer algo dentro de ciertos límites, a saber, remodular su estancia en el mundo técnico de otro modo que podríamos llamar genuina, y que no es ni pre-técnica ni completamente trascendente respecto de la estancia técnica, sino un asumir de renovada manera el habitar en que ya  se está —el técnico—, el êthos que en nuestros días domina y que, en varios sentidos, es insoslayable (no sólo para mal, ni mucho menos, sino,por cierto, para bien ).

La matriz del habitar.

Lo anterior nos lleva a dar un giro y a replantear la pregunta:¿dónde habita el hombre? Más aún:¿qué significa habitar respecto del hombre? Las respuestas han de ser necesariamente concisas.

A la última pregunta formulada, sobre el significado del habitar respecto del hombre, respondemos brevemente con Heidegger, quien se inspira en el sentido prístino de palabras decisivas:‘‘‘ich bin’ ,‘du bist’ significa: yo habito, tú habitas. El modo como tú eres y yo soy, la manera según la cual somos los hombres sobre la Tierra, es el Buan, el habitar [das Wohnen]. Ser hombre quiere decir: ser como mortal sobre la Tierra, quiere decir: habitar. La vieja palabra bauen dice que el hombre es  en cuanto habita" 27.

Si ser hombre y habitar son lo mismo, la estancia humana, su êthos no es algo agregado a la esencia del hombre, sino su núcleo o, mejor dicho, es tal esencia. Meditar sobre el habitar es desarrollar la ética originaria.

A las primeras preguntas replanteadas, ¿dónde habita el hombre?, ¿en qué consiste su êthos?, respondemos: no sólo en la verdad del ser (Wahrheit des Seins) o en el claro del ser (Lichtung des Seins) sino, indisolublemente respecto de lo anterior, junto a las cosas, cabe ellas, en medio de ellas. “El habitar es [...] siempre ya una morada [Aufenthalt ] en medio de [bei ] las cosas" 28, advierte Heidegger.

Las cosas son, para el filósofo, de la mayor importancia. Que algo llegue a ser  cosa, que se “cosifique”, no es decaer en lo despreciable, sino ascender ontológicamente. Imaginarse lo contrario se explicaría por el hecho de que “nuestro pensar está acostumbrado desde antaño a avaluar la esencia de cosa demasiado pobremente . Esto ha tenido por consecuencia, en el curso del pensar occidental, que se conciba la cosa como una X desconocida, que está adherida de propiedades perceptibles" 29.Sin embargo, una mirada más profunda, que se despliegue como fenomenología histórica, descubre las cosas de manera diferente. “¿Cómo esencia la cosa [Ding]?” se pregunta Heidegger. Y responde: “La cosa se despliega como cosa [ding: cosea]. El desplegarse como cosa [Dingen: cosear] reúne. Reúne la Cuaterna [das Geviert: lo Cuadrante]" 30.

Cuando Heidegger habla de la Cuaterna o lo Cuadrante se está refiriendo a Tierra y Cielo, los Divinos y los Mortales. Por tanto, “desplegándose como cosa [dingend: coseando], la cosa demora a los aunados Cuatro, Tierra y Cielo, los Divinos y los Mortales, en el despliegue- unitario [Einfalt: simplicidad] de su aunada Cuaterna" 31.

La Cuaterna o lo Cuadrante es la figura primordial del ser. Por eso, en algunas ocasiones Heidegger escribe la palabra ser tachándola con una cruz de San Andrés 32. Tal cruz aludiría, justamente, a la Cuaterna o lo Cuadrante.

Pues bien, el genuino habitar acontece cuando los mortales protegen (shonen) la esencia de la Cuaterna o lo Cuadrante. En un pasaje de “Construir Habitar Pensar”, de la mayor relevancia para nuestro planteamiento, que por ello tengo que citar in extenso , dice el filósofo: “Los mortales son  en lo Cuadrante, habitando. Pero el rasgo fundamental del habitar es el proteger [Schonen]. Los mortales habitan de manera que ellos protegen lo Cuadrante en su esencia. Según eso, el proteger habitante es cuádruple.

Los mortales habitan en cuanto salvan la Tierra; tomada la palabra salvar en el viejo sentido , que conocía aún Lessing. La salvación no es solamente quitar un peligro; salvar [retten ] significa propiamente: liberar [freilassen: franquearle la entrada a] algo en su propia esencia. Salvar a la Tierra es más que sacarle provecho o, pues, trabajarla excesivamente. El salvar a la Tierra no domina a la Tierra y no hace esclava a la Tierra, de donde hay un paso hasta la explotación sin límites.

Los mortales habitan en cuanto acogen al Cielo en cuanto Cielo. Dejan su curso al Sol y la Luna, su ruta a las Estrellas, a las estaciones del año su bendecir y su inclemencia, no convierten la noche en día y el día en fatiga llena de ajetreos.

Los mortales habitan en cuanto esperan a los Divinos en cuanto Divinos. Esperando, mantienen contrapuesto a ellos, lo inesperado. Aguardan la señal de su llegada y no desconocen los indicios de su falta. No se hacen sus dioses y no practican el culto de ídolos. En la desgracia [Unheil ] esperan aún la gracia [Heil ] retraída.

Los mortales habitan en cuanto que a su propia esencia, que es tener el poder de la muerte en cuanto muerte, la conducen hacia el uso de ese poder para que sea una buena muerte. Los mortales guiados hacia la esencia de la muerte no significa, de ningún modo,poner como meta la muerte en cuanto vacía nada; tampoco mienta el entenebrecer el habitar por medio de un ciego poner la vista en el fin.

En el salvar a la Tierra, en el acoger al Cielo, en el esperar a los Divinos, en el guiar de los Mortales, se acontece el habitar en cuanto cuádruple proteger de lo Cuadrante" 33.

Lo recién citado describe la modulación  del habitar  que está a la base del habitar técnico-moderno, modulación que Heidegger propone volver a considerar para pensarla y asumirla propiamente . En otros términos, más precisos, describe el êthos matriz de todos los demás, al cual habría que retrotraerse sólo explícita , deliberada  y metódicamente , puesto que siempre ha constituido el núcleo de cualquier modo del habitar, aunque esté, como ahora, constreñido por el habitar técnico-moderno dominante en nuestro tiempo. El êthos en su más prístina manifestación, así como la ética originaria, destellan en las palabras del pensador.

Ética originaria y psiquiatría.

¿Podemos establecer un nexo entre esa ética originaria y la psiquiatría? ¿Hay alguna necesidad que nos obligue a establecerlo? ¿En qué podría consistir tal nexo? Si aceptamos que el ser del hombre estriba en el habitar en medio de las cosas cuidando de la Cuaternidad, tendríamos que aceptar también que, siendo la psiquiatría asunto que atañe a los hombres —los Mortales, la ética del habitar —advierto que en esta expresión hay cierta redundancia—, debe concernirle. 

Antes de ser tales, los terapeutas y los pacientes son hombres,es decir, son mortales cuya estancia (Aufenhalt: morada) —êthos— reside en su co-pertenencia a la Cuaternidad, la que requiere ser propiamente asumida. Es el Ser mismo, en su doble figura —como lo dis-puesto (Ge-stell) y como la reunión de lo Cuadrante (Geviert )—, el que voca al hombre a esa asunción. Oír con genuinidad el reclamo o interpelación del Ser (Zusage des Seins) 34 no es sino empuñar de manera modificada la existencia como mortal dentro de la Cuaterna.

Por otra parte, la psiquiatría puede considerarse,en cierto modo, como una ciencia. En cuanto tal, no está en condiciones de determinar el ámbito en el que se mueve; en concreto, no se ocupa en tanto ciencia particular —sólo en ese sentido —, ni de la época del predominio de la esencia de la técnica moderna, ni del habitar técnico-moderno inherente a la era atómica, ni de las modulaciones de este habitar —a su vez, modulación de un habitar matriz—, que pueden surgir en su seno. No obstante, parecería necesario que los que se mueven en el campo psiquiátrico sepan —de la manera que en cada caso corresponda—, de todo ello, esto es: de la figura del ser (Sein) imperante; del hombre o ser-ahí (Dasein) que habita en el claro del ser (Lichtung des Seins), entendido como estructura de emplazamiento (das Ge-stell: lo dis-puesto) y como reunión de lo Cuadrante (das Geviert); de los modos y posibilidades ínsitos en el habitar o ec-sistencia (Ek-sistenz) 35.

Incursionando en el nexo entre ética originaria y psiquiatría habría que plantear, al menos, lo siguiente: 1. Sería preciso entender en profundidad lo que en ella se propone. Estamos en esa tarea inconclusa. Por ejemplo,deberíamos tratar de responder una pregunta como esta: ¿que significa, precisamente , que “los mortales habitan en cuanto que a su propia esencia, que es tener el poder de la muerte en cuanto muerte, la conducen hacia el uso de ese poder para que sea una buena muerte" 36? Previamente: ¿qué significa que “solamente muere el hombre y, ciertamente, mientras y en tanto que permanece  sobre la Tierra, bajo el Cielo, ante los Divinos" 37?

2. Es necesario, a la par, inferir algo así como normas de conducta, ingresando, de esa suerte, en el ámbito de la ética en su sentido habitual. A propósito de esto, cabe traer a colación las palabras con que Heidegger termina un párrafo de la Carta sobre el Humanismo al que ya nos hemos remitido. Dice allí que el deseo de una ética, entendido como la petición de instrucciones comprometedoras y regulaciones que digan cómo debe vivir el hombre, “asedia tanto más fervorosamente cuanto que la notoria desorientación del mundo, no menos que la negada, crece hasta lo inconmensurable. Todo cuidado debe ser dedicado a la unión por la ética, pues el hombre de la técnica, librado a la masa, sólo puede aún ser traído a una segura constancia de su planear y obrar en total, mediante un recogimiento y ordenación correspondiente a la técnica" 38.

3. Si en la tarea indicada anteriormente se está retrasado, se lo está más aún en derivar de la ética originaria conceptos operacionales que ayuden al terapeuta en su quehacer cotidiano. Tal vez esta labor —suponiendo que sea posible y en la medida que lo sea—, ni siquiera se ha iniciado todavía. Creo, con Walter Biemel —discípulo directo del filósofo—, que “no cabe duda de que en el pensamiento de Heidegger late un llamado al cambio en nuestro comportamiento frente al ser y a la naturaleza, frente al prójimo [...], a lo sagrado" 39 y a nosotros mismos. Asumir de manera sistemática ese llamado sería una misión de primer orden para una psiquiatría que buscara los fundamentos últimos de ella misma.



NOTAS

1 Este Artículo  ha sido recogido en el libro de Jorge Acevedo Guerra Heidegger y la época técnica, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1999 (pp. 179-194). Además formó parte del del Proyecto Fondecyt 1960772.Fue presentado en el Simposio Regional de la Asociación Mundial de Psiquiatría (52º Congreso Chileno de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía) realizado en  Santiago de Chile entre el 22 y el 25 de octubre de 1997.
2 Profesor de Filosofía Contemporánea y Director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Chile. 
3 No habría que olvidar que,en este sentido, Ortega ya se pronunció en la década de los años  cuarenta. Cfr., La idea de principio en Leibniz , O.C. VIII,Editorial Revista de Occidente, Madrid, 1965, p. 275. Véase, también, de Francisco Soler, Apuntes acerca del pensar de Heidegger ,Ed. Andrés Bello, Santiago, 1983, p. 181. 
4 Carta sobre el Humanismo , Ed. Taurus, Madrid, 1970, p. 54.Traducción de Rafael Gutiérrez Girardot ('Brief über den ,Humanismus', en Wegmarken , Vittorio Klostermann, Frankfurt a. M., 1967, p.185). Esta carta fue enviada a Jean Beaufret en 1946.
5  Ibíd., p. 57 (Ibíd., p. 187)
6 Ibíd.
7 Véase, al respecto, “Hacia la cuestión del ser” ; en Ernst Jünger y Martin Heidegger,Acerca del nihilismo , Paidós-I.C.E./U.A.B., Barcelona, 1994,p.110 ss.Trad. de José Luis Molinuevo ("Zur Seinsfrage"; en Wegmarken ,p. 240 ss.)
8 François Fédier y otros, “Protocolo a ‘Seminario de Le Thor,1969’ ”; en Martin Heidegger, Tiempo y Ser , Eds. del Departamento de Estudios Históricos y Filosóficos, Universidad de Chile, Sede Valparaíso, Viña del Mar (Chile), 1975, p. 89. Trad. de María Teresa Poupin Oissel (“Séminaire du Thor 1969”; en Questions IV , Gallimard, Paris, 1976, p. 279. „Seminar in Le Thor 1969“; en Seminare,Gesamtausgabe  (GA ), vol. 15,V. Klostermann, Frankfurt a. M., 1986, p.345)
9 Apuntes acerca del pensar de Heidegger , ed. cit., p. 121, nota 81.Allí se remite a “El final de la filosofía y la tarea del pensar”, en Kierkegaard vivo , Ed. Alianza, Madrid, 1968, pp. 142 y 127. Trad. de Andrés-Pedro Sánchez Pascual. Véase también el texto aludido en ¿Qué es filosofía? , Ed. Narcea, Madrid, 1978,p.109.Trad. de José Luis Molinuevo (,,Das Ende der Philosophie und die Aufgabe des Denkens“; en Zur Sache des Denkens , Max Niemayer Verlag, Tübingen, 1969, p. 72)
10 ¿ Qué es filosofía? , ed. cit., p. 116 (Zur Sache des Denkens , p. 78 s.)
11 Carta sobre el Humanismo, ed. cit., p. p. 59 (Wegmarken, p. 189)
12 Ibíd., p. 53 (Wegmarken , p.183). Véase, también, p. 57 (Wegmarken , p.187).
13 Véase, de Heidegger, “Hegel y los griegos”, en Revista de Filosofía (Universidad de Chile) Vol. XIII, Nº1, Santiago, 1966,p. 127. Trad. de Ian Mesa Echeverría, revisada por Francisco Soler (,,Hegel und die Griechen“, en Wegmarken , p. 269).
14 Véase, de Heidegger, Caminos de bosque , Alianza Editorial, Madrid, 1997 , p. 335 y 334; trad de Helena Cortés y Arturo Leyte (Holzwege , V. Klostermann, Frankfurt a. M., 1950; p. 342 y 341).Véase, también, “Ciencia y Meditación”; en Filosofía, Ciencia y Técnica , Ed. Universitaria, Santiago, 1997, p.154 ss.  (en especial, p.156) . Trad. de Francisco Soler („Wissenschaft und Besinnung“;en Vorträge und Aufsätze I, Neske, Pfullingen, 1967,p.40 ss.)
15 Ibíd, p. 335 (Ibíd., p. 342)
16 Véase,de Heidegger,“La constitución onto-teo-lógica de la metafísica”; en Revista de Filosofía , Vol. XIII, Nº1, Santiago, 1966, p. 105. Trad. de Luis Hernández Volosky, revisada por Francisco Soler (,,Die onto-theo-logische Verfassung der Metaphysik“; en Identidad y Diferencia  (edición bilingüe de Arturo Leyte), Ed. Anthropos, Barcelona, 1988, p. 130)
17 “Protocolo a ‘Seminario de Le Thor, 1969’ ”,ed. cit., p. 111 (Questions IV, p. 303 s.; Seminare  (GA , Bd. 15), p.367 s.)
18 Véase, de Heidegger, Ser y Tiempo , Ed. Universitaria , Santiago, 1997, p. 73 s. Trad. de Jorge Eduardo Rivera C. (Sein und Zeit , Max Niemeyer Verlag, Tübingen, 1963, p. 48)
19 Véase, de Heidegger, “Superación de la metafísica”, en Conferencias y Artículos, Eds. del Serbal, Barcelona, 1994, p. 64. Trad. de Eustaquio Barjau (,,Überwindung der Metaphysik“; en Vorträge und Aufsätze I, p. 64)
20 Ibíd., p. 65 (Ibíd., p. 65)
21 Véase, de Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en Filosofía, Ciencia y Técnica,ed. cit., p. 127. (,,Die Frage nach der Technik“, en Vorträge und Aufsätze  I. , p. 17)
22 “Hacia la cuestión del ser”, ed. cit., p.110. El destacado es mío
23 “La pregunta por la técnica”, ed. cit., p. 127 (Vorträge und Aufsätze I , p. 17)
24 Caminos de bosque , ed. cit.,p. 260 (Holzwege , p. 267 )
25 Sobre la traducción de André Préu del término Gestell , quien lo vierte por Arraisonnement  (apresamiento, inspección [de un barco] ), véase, de Héctor Delfor Mandrioni , Pensar la técnica , Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1990, p. 171 s., n. 20
26 Revista Escritos de Teoría  II, Santiago, 1977,p. 185; trad. de Pablo Oyarzún (Otras versiones españolas de la entrevista: en Revista de Occidente , Tercera Época, Nº14, Madrid, 1976, p. 12;trad. de Carlos Gurméndez. En Revista de Filosofía  (de la Universidad Iberoamericana) Nº 66, Ciudad de México, 1989, p. 285;trad. de Juan Manuel Silva Camarena. En M. Heidegger, Escritos sobre la Universidad alemana , Ed. Tecnos, Madrid, 19962, p. 72; trad. de Ramón Rodríguez [esta última versión vierte un texto más completo de la entrevista („Nur noch ein Gott kann uns retten“), recogido en el libro Antwort. Martin Heidegger im Gespräch ,Neske, Pfullingen, 1988 ] )
27 “Construir Habitar Pensar”; en Filosofía, Ciencia y Técnica ,ed. cit.,p. 202 („Bauen Wohnen Denken“; en Vorträge und Aufsätze II, p. 21)
28 Ibíd., p. 206 (Ibíd., p. 25)
29 Ibíd., p. 209 (Ibíd., p. 28)
30 “La cosa”; en Filosofía, Ciencia y Técnica ,ed. cit., p. 234 („Das Ding“; en Vorträge und Aufsätze  II , p. 46)
31  Ibíd., p. 239 (Ibíd., p. 50)
32 Véase, por ejemplo, “Hacia la cuestión del ser”,ed. cit., págs. 107, 108,109,112,113,114,123,126 („Zur Seinsfrage“; en Wegmarken , p.213 ss.;en especial, p. 239)
33 Filosofía, Ciencia y Técnica ,ed. cit., p. 205 s. (Vorträge und Aufsätze II , p. 24 s.).A propósito de schonen —proteger—, es de interés ver lo que dice Heidegger acerca de schützen —que también se traduce por “proteger”—, en “¿Para qué poetas?”,conferencia recogida en Caminos de bosque ; ed.cit., p. 251 ss. („Wozu Dichter?“, en Holzwege , p. 258 ss.)
34 Véase, de Francisco Soler, “Prólogo” a Filosofía, Ciencia y Técnica ,ed. cit., p. 74
35  Véase, de Heidegger, “Ciencia y Meditación”; en Filosofía , Ciencia y Técnica , ed. cit.,p. 171 („Wissenschaft und Besinnung“; en Vorträge und Aufsätze  I, p. 55). También, “Protocolo a ‘Seminario de Le Thor, 1969’ “, ed. cit., p. 113 (“Séminaire du Thor 1969”; en Questions IV , p. 305. „Seminar in Le Thor 1969“; en Seminare  (GA , Bd. 15), p. 369 s.)
36  “Construir Habitar Pensar”; en Filosofía, Ciencia y Técnica, ed. cit., p. 206 (Vorträge und Aufsätze  II , p. 25)
37  Ibíd., p. 205; el destacado es mío. (Ibíd., p. 24). Véase, al respecto, de Werner Marx, “Les Mortels”; en Le Cahier (du Collège International de Philosophie) Nº 8,Éditions Osiris,Paris, 1989
38 Ed. cit.,p. 52 s. (Wegmarken , p.183)
39 “En torno a Heidegger”; en Revista de Filosofía (Universidad Iberoamericana) Nº 66, Ciudad de México, 1989, p. 347
Revista Observaciones Filosóficas - Nº 2 / 2006


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